1. On
+00002012-10-10T08:45:26+00:0031000000bWed, 10 Oct 2012 08:45:26 +0000UTC 23,
2008 at 11:59 am10 Alfonso said:
Tu comentario está pendiente de moderación.
Logos77, te has
convertido en una ignorante funcional por la gracia de tu bíblico dios. Ignorancia
totalmente asumida por la defensa dogmáticamente fanatizada de ideas
insostenibles desde todo punto, no sólo científico, sino también a partir de la
aplicación del más elemental sentido común. Pretender, como aseguras, sólo en
el primer enunciado, que las manifiestas diferencias étnicas actualmente
existente entre los múltiples grupos de humanos que pueblan este planeta (por
ejemplo entre un nórdico de 2 metros de estatura, blanco como la cal, rubio y
de ojos azules y un pigmeo del Kalahari, a quien no hace falta describir porque
todos conocemos como son) es el resultado de la evolución genética dada, a
partir de 4 parejas de humanos sobrevivientes de una catástrofe universal, que
se supone, además, de rasgos étnicos parecidos entre ellos en los últimos 4.000
años es de una simpleza tan estulta que sólo se le puede ocurrir a quien tiene
su mente cerrada a las realidades evolutivas estudiadas hasta la saciedad por
las disciplinas antropológicas correspondientes en cada uno de sus campos, y
las cambia por las narraciones de un libro que son refritos de otras
narraciones míticas anteriores, como tú misma reconoces cuando citas las
leyendas de otras culturas que hablan de cosas parecidas.
Aclárame una cosa. Según
la tesis bíblica la Tierra tiene entre 6.000 y 10.000 años desde la supuesta
primera pareja de humanos hasta el diluvio universal, si transcurrieron unos
4.000 años aproximadamente, es decir, más o menos el mismo tiempo desde el
diluvio hasta nuestros días (8.000 años computados entre 6.000 y 10.000 puede
ser estimado como promedio ¿no?). Dime: ¿Antes del diluvio y entendiendo que en
toda la Tierra habrían casi 2.000.000.000 de seres humanos (si según tu
estimación, de cuatro parejas ha dado como resultado los 7.000.000.000 actuales
en 4.000 años, vamos a aplicar la misma especulación que de una pareja se
podría derivar la cuarta parte de esos 7.000.000.000) el aspecto étnico de esos
casi 2.000.000.000 de personas era el mismo que el de la pareja original (Adán
y Eva), o también, como ahora, habían Moros, Kurdos, Mongoles, Turquicos,
Tunguses, Amerindios, Afroasiáticos, Semitas, Bereberes, Egipcios, Chádicos,
Cusitas, Omóticos, Aborígenes Australianos, Austronesios, Andamaneses,
Austrasiáticos, Caucasicos, Chucoto-chamchatcos, Drávidas, Esquimo-aleutianos,
Hurrito-uratianos, Celtas, Germanicos, Helenicos, Italicos, Tocarios,
Nenéticos, Albaneses, Dacios, Tracios, Frigios, Armenios, Balticos, Eslavos,
Iranios, Indoarios, Antaolios, Ilirios, Peonios, Lusitanos, Joisanos, Na-dené,
Atlanticos, Cordofanos, Dogón, Ijoi, Mandé, Adamawa-Ubangi, Bantues, Yoruba,
Bosquimanos, Gur, Kru, Kwa, Senufos, Nilo-Saharianos, Paleosiberianos, Papúes,
Chinos, Birmanotibetanos, Tai-kadai, Tirsénicos, Uralicos… etc., por citar unas
cuantas y cada una de estas etnias perfectamente diferenciadas
antropomórficamente entre sí? ¿Dice algo la Biblia al respecto, o lo de Sem,
Cam y Jafet, como presuntos precursores de todas las etnias actuales se dio
sólo a partir del diluvio universal y, anteriormente, la raza humana estaban
todos clonados? ¿Adán y Eva tenían ombligo? ¿Los árboles recién creados por Dios presentaban ya los anillos de crecimiento anuales producidos por las variaciones estacionales? ¿Las tortugas fueron creadas con todas las láminas de crecimiento periódico que añaden a sus placas? ¿Los colmillos de los elefantes fueron también creados con las diferentes fases de crecimiento anteriores? ¿Los nautilus que añaden con el paso del tiempo cámaras a sus conchas también fueron creados con ellas en un instante? ¿Fueron también creados al momento los montes que están totalmente constituidos por materiales calizos formados por la acumulación de restos de organismos marinos, la lava que fluyó de volcanes extinguidos hace ya mucho tiempo, las impresiones de los glaciares dejadas en las rocas? ¿Todo eso y mucho más, Logos77, siguiendo el discurso creacionista jamás nunca ocurrió, siendo entonces una monumental broma, por no decir fraude, de tu abracadabrante dios, que creó todas las cosas como si ya llevaran un montón de años existiendo? Es como si toda la llamada creación diera testimonio de acontecimientos bio-geológicos del pasado que en realidad nunca ocurrieron.
Es una bonita paradoja ¿verdad Logos77?, pero irresoluble para tu dogmática y estrecha mente a la que le has negado la capacidad de pensar.
Es una bonita paradoja ¿verdad Logos77?, pero irresoluble para tu dogmática y estrecha mente a la que le has negado la capacidad de pensar.
Crees en cosas muy
divertidas Logos77, y como narraciones fantasiosas no estarían mal si no fuera
porque la evidencia del empirismo investigativo es tan machaconamente cierto
que relega tus hipérboles ideológicas a la altura de la ceguera consentida de
quien se niega a poseer un poquito, sólo un poquito de racionalidad y sentido
común.
Sé que es
perder el tiempo tratando de intervenir con argumentos simples que se derivan
de la más pura lógica en el blog de Logos77 (Edad de la Tierra: Entre 6.000 a 10.000 años).
Entre otras cosas porque ese debate de argumentar las cosas a través del raciocinio
más elemental y común no le interesa, y en consecuencia de ello sigue
practicando la política del avestruz: te censura, tira tus argumentos a la
papelera y de ese modo no has existido. Pero para eso está este blog, para
denuncia de las falacias y reaccionarias fantasías de quienes se han negado a
usar de su inteligencia, se han entregado al seguimiento de la más pura
irracionalidad y venden humo “salvífico” a todos aquellos/as incautos/as,
débiles mentales, que caen presos de sus cantos de sirena.
Últimamente
he estado leyendo a Celso, filósofo romano del siglo II, y ya advertía de ese
aspecto fanático y acrítico que aquellos primeros cristianos adoptaban cuando
eran adoctrinados por los fundamentalistas de entonces.
Reproduzco
algunas frases de este filósofo, extraídas de su libro “El discurso verdadero”,
cuyo texto podéis bajaros de esta dirección: http://bibliotecaesceptica.wordpress.com/category/celso/
Dice Celso: “Los que creen sin examen
todo lo que se les dice, se parecen a esos infelices, presas de los charlatanes,
que corren detrás de los Metragirtos, los sacerdotes de Mitra, o de los
Sabácios y los devotos de Hécate o de otras divinidades semejantes, con las cabezas
impregnadas de sus extravagancias y fraudes. Lo mismo acontece con los
Cristianos. Ninguno de ellos quiere ofrecer o escrutar las razones de las
creencias adoptadas. Dicen generalmente: «No examinéis, creed solamente,
vuestra fe os salvará»; e incluso añaden: «La sabiduría de esta vida es un mal,
y la locura un bien».”
Como podemos ver en nada se diferencia, ahora como
entonces, esa actitud ciega y entreguista a descabelladas ideas sólo sostenidas
por el miedo de la fe, por la creencia irracional de que todo ese cúmulo de
narraciones impositivas provienen de una deidad absurda, cruel, caprichosa,
terrible y llena de contradicciones.
Sigue diciendo Celso a continuación: “Si ellos estuvieran de acuerdo
en responderme, y no en que ignore lo que dicen - porque en ese aspecto ya
estoy enteramente informado- todo iría bien, puesto que yo no les quiero
particularmente mal. Pero se niegan y se esconden escudándose en su fórmula habitual:
«No examinéis...etc.», pero es preciso al menos que me digan cuáles son en el fondo
esas bellas doctrinas que traen al mundo y de dónde las han sacado.”
Y aquí Celso, en el siglo II, exactamente igual que
ocurre ahora, pierde el tiempo. No hay explicaciones racionales. Ni las hay ni
se atreven a darlas, y cuando lo intentan acuden a elucubraciones faltas de
rigor y sentido como son las personales y estrambóticas interpretaciones de
citas bíblicas y las fantasiosas especulaciones del creacionismo, también
bíblico, más la diarrea mental del llamado Diseño Inteligente. Para aquellos
cristianos de entonces la ciencia empírica no valía para nada, exactamente
igual que sucede hoy, a pesar de que las ciencias en general han dado pasos de
gigante si las comparamos con las de hace dos mil años.
Leamos a Celso de nuevo y comprobemos en qué basaba
su queja: “He aquí algunas de sus máximas: «Lejos de
aquí todo el que poseyera alguna cultura, alguna sabiduría, o algún
discernimiento; son más recomendables nuestros ojos: pero si alguno fuera
ignorante, simple, inculto, pobre de espíritu, que venga a nosotros con
valentía». Al reconocer que tales hombres son dignos de su dios, muestran bien
claramente que no quieren ni saben conquistar sino a los necios, a las almas
viles y sin apoyos, a los esclavos, a las pobres mujeres y a los niños. ¿Qué mal hay,
pues, en ser un espíritu culto, en amar los conocimientos bellos, en ser sabio
y en ser tenido por tal? ¿Será eso un obstáculo al conocimiento de Dios? ¿No
serán otras tantas ayudas para alcanzar la verdad? ¿Qué hacen los charlatanes y
los saltimbanquis? ¿Acaso se dirigen a los hombres sensatos para inculcarles
sus tosquedades? No, pero si atisban en alguna parte un grupo de niños, de
mozos de flete o de gente grosera, es allí donde implantan sus reales,
estacionan sus industrias y se hacen admirar.”
¿Ha cambiado hoy día en algo esa actitud de
conseguir prosélitos entre quienes siendo ignorantes carecen de sentido crítico
para discernir entre lo que es correcto o incorrecto? Pues vemos que no. Su cerrilidad
ideológica les obliga a ser ciegos y los constituyen en nuevos guías de ciegos,
llenan sus mentes con toda clase de dogmáticas fantasías absolutamente improbadas
convenciéndose así mismo que ese cúmulo de falacias es lo que agrada a su dios
y por mediación de ello después de que la palmen se irán derechitos a la
parcela de cielo que les tienen preparada por toda la eternidad.
“En vez de obstinarse en
descubrir en la Biblia ridículas alegorías, valdría más aprender a analizar la
verdadera naturaleza de las cosas.”
¿Le falta razón a Celso cuando les critica, como
hacemos en este tiempo, esa obsesión enfermiza en utilizar un libro que es un
refrito de leyendas más antiguas para utilizarlo absurdamente como manual de
instrucciones en todos los órdenes de la vida?
A ver si os “suena” de algo lo que dice Celso a
continuación: “Conozco
igualmente muchas otras divisiones y sectas entre ellos (los cristianos): los
Sibilistas, los Simonianos, y, entre éstos, los Helenianos del nombre de Helena
o de Helenos, su maestro; los Marcelinianos, de Marcelina; los Carpocratianos,
salidos unos de Salomé, otros de Mariana, otros de Marta; los Marcionistas
nútrense de Marción; otros incluso se imaginan unos a tal demonio, otros a tal
maestro, aquéllos a tal otro, y se sumergen en espesas tinieblas, se entregan a
desdenes peores y más ultrajantes aún para la moral pública que aquellos que,
en Egipto, practican los compañeros de Antinoo. Se injurian hasta la saciedad los
unos a los otros con todas las afrentas que les pasan por las mentes, rebeldes
a la menor concesión en son de paz, y están animados de un mutuo odio mortal.
Todavía, estos hombres encarnizados los unos contra los otros, intercambiándose
los más encarnizados ultrajes, tienen todos en la boca las mismas palabras: «El
mundo fue crucificado por mí y yo soy por el mundo...».”
Es decir, a los pocos años de la muerte de su
maestro ya estaban enzarzados en las mismas disputas, controversias y anatemas
que en la actualidad.
Para acabar, porque lo recomendable es que leáis
toda la obra de Celso, éste comentaba lo siguiente sobre la “coherencia” del
pensamiento cristiano. Vuelvo a recordar que estas palabras son de hace casi
dos mil años: “Ese
espíritu de facción es tal aún hoy entre los Cristianos, que, si todos los
hombres quisieran tornarse Cristianos, éstos no lo tolerarían. Originariamente,
cuando no pasaban de un pequeño número, estaban todos animados por los mismos sentimientos;
después que se tornaron multitud, dividiéronse en sectas y cada una de ellas pretende
formar un grupo aparte, como ellos hicieron primitivamente. Se aíslan de nuevo
de la gran mayoría, se anatematizan los unos a los otros, teniendo sólo en
común, propiamente el nombre de cristianos, por el que todos luchan. Esta es la
única cosa que tendrían vergüenza en abandonar; porque en lo demás unos
profesan unas cosas y otros otra.”
Como digo: ¿Ha variado en algo lo que ya sucedía en
estas primeras comunidades con respecto a los tiempos actuales? No. Nada. ¿La
causa?: La estulticia, la ignorancia natural o consentida, la cerrilidad
dogmática, y, en suma, la puesta en práctica, con todas las perniciosas
consecuencias que conocemos, de todas las pasiones humanas que el propio cristianismo
en sus miles de expresiones sectarias no ha conseguido dominar.
Si Celso levantase la cabeza y le dijéramos que
actualmente existen más de 40.000 sectas cristianas, que cada una de ellas se
atribuyen ser los auténticos depositarios de aquel que murió en una cruz
(predicación, muerte y resurrección, como constante en mitos anteriores) no
podría evitar una sonrisa de sorna. Como él mismo opinaría, después de leerle:
Si eso es una religión de origen divino, que venga ese mismo dios y lo vea…
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